
A la mañana siguiente fueron a enterrar al difunto y una persona se acercó a este hombre misterioso y le preguntó: - ¿Usted era pariente del difunto? es que se ve que lo quiso mucho.
A lo que el hombre respondió: - No, él sólo era mi amigo.. sí, era mi amigo, pero él no me conocía.
Después de escuchar esto el otro hombre se extrañó mucho y le preguntó que cómo era eso de que era su amigo pero que nunca lo conoció. Otra vez el hombre misterioso respondió con estas palabras: - Sí, él era mi amigo, lo que pasa es que él siempre prendía una veladora al alma más perdida del mundo, y esa alma... soy yo.
La persona se fue muy confundida... Pero dicen que después vieron al hombre que nadie conocía que se estaba quitando un zapato y que claramente vieron que tenía una pata de gallo.
Y se supone que el único que tiene la pata de gallo y que es el alma más perdida del mundo es.. el Diablo.
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